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Mejora la eficiencia energética de tu cocina

 

¿Quieres ahorrar energía en la cocina? Es el lugar de la casa que más energía consume por sí sola por el gran número de electrodomésticos que están  en este espacio.

 El frigorífico puede llegar a suponer el 19% del gasto energético de la cocina y es uno de los elementos a los que más atención deberemos dedicar. Es importante mantener limpia la parte trasera de la nevera, para que no aumente el consumo eléctrico. También hay que mantener en buen estado las gomas de la puerta, para evitar que el frío no se escape. Hay que procurar mantener abierta la puerta el menor tiempo posible, de esta forma evitaremos que se pierda frío innecesariamente. Si se llega a formar escarcha en el congelador hay que limpiarlo antes de que la capa alcance los 3 milímetros, de esta forma se ahorrará hasta un 30% de consumo. Hay que evitar meter alimentos calientes en la nevera, es mejor esperar a que se enfríen a temperatura ambiente y después introducirlos para evitar un pico en la demanda energética del frigorífico.

Cuando cocines es importante usar la tapa de la cacerola, de esta forma conservaremos mejor el calor, tanto durante como después de la elaboración. Además, siempre que puedas es mejor utilizar el microondas en lugar del horno, la diferencia entre el consumo de uno y otro puede llegar a ser hasta del 60% más en el caso del segundo. Asimismo, cuando utilicemos el horno, es importante no abrir la puerta innecesariamente, porque supone una gran pérdida calorífica que obligará al electrodoméstico a necesitar mucha más energía para recuperar la pérdida. Por otro lado, es bueno apagar el horno un poco antes de finalizar la cocción, de esta forma usaremos el calor residual para terminar el proceso sin consumir más energía.

A la hora de fregar hay que tener en cuenta, pese a lo que pueda parecer, que lavar los platos a mano consume hasta un 60% más de agua que si se usa el lavaplatos. Es bueno esperar a que este esté lleno antes de encenderlo, consumirá la misma cantidad de energía y de agua pero aprovecharemos más su uso.

En el caso de la lavadora podremos optar por los programas a baja temperatura. Calentar el agua consume bastante energía, por lo que si no es necesario será mejor elegir programas de lavado en frío.

Del mismo modo que sucedía con el lavavajillas, es bueno esperar a que el tambor esté lleno para sacar el máximo partido al agua y a la energía consumidas. Respecto al detergente, lo mejor es usar uno que sea líquido, ya que hacen trabajar menos a la lavadora que los sólidos. Por otro lado, deberemos ajustar la cantidad a la necesaria y no excedernos en la cantidad del mismo.

Finalmente, cuando vayamos a planchar, deberemos acumular toda la ropa para plancharla de una sola vez. De esta forma evitaremos tener que calentar la plancha en muchas ocasiones y ahorraremos energía.

 ¿Te sumas al ahorro de energía?

 


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